Lo que hemos sabido los españoles
estos últimos días cuesta mucho trabajo digerirlo. Resulta que el partido que
ahora gobierna España ha estado alimentándose de dinero negro procedente de comisiones ilegales durante más de
veinte años. Y que ese dinero, aparte de para financiar al partido se entregaba
a determinados miembros de su cúpula en sobres. En esta ocasión han sido más
finos que los chorizos del caso Malaya, que los daban en bolsas de basura. En
esta ocasión iban en sobres, menos cuantiosos pero con el mismo insoportable
olor de la corrupción institucionalizada. Han buscado un cabeza de turco y lo
han encontrado en un tal Luís Bárcenas, tesorero del partido aún con despacho
en Génova. A este hombre le han encontrado cuentas en Suiza por valor de 22
millones de euros. Habría que preguntarse si este dinero era sólo para él o era
sólo un testaferro del partido o de otras personas del partido. En cualquier
caso tiene mandanga la cosa: el tesorero del partido que gobierna España
camufla 22 millones a Suiza, libres de polvo y paja.
En el PP andan todos revueltos y
por supuesto la primera frase que se ha escuchado es la que se escuchaba en
clase de primaria cuando alguno hacía algo mal: “yo no he sido, maestra”. Ese
“yo no he sido” se ha ido escuchando a lo largo de estos últimos días por boca
de muchos peperos que se quieren sacudir como si fueran avispas los tentáculos
de esta trama de corrupción del Partido Popular, que por supuesto enlaza entre
otros con el caso Gürtel.
En internet está todo el mundo
revuelto poniendo como los trapos a los del PP y apuntando directamente a
Rajoy. En Twitter ha sido trending topic
#corruPPlandia, lo que da una idea de hasta dónde estamos los españoles
de la corrupción política. Porque no hemos tenido conocimiento sólo de esa
noticia. También hemos conocido que Juan José Güemes, que fue consejero de
Sanidad de la Comunidad de Madrid, lo quería contratar la misma empresa a la
que él dio un servicio público después de privatizarlo siendo consejero. Al
final ha tenido que dimitir, sabe Dios si por vergüenza o por otra cosa. Para
más indignación este señor está casado con Andrea Fabra, aquella señora que dejó de serlo cuando gritó
“que se jodan” cuando en el Congreso se estaban votando importantes recortes para
los parados.
Y también hemos tenido que
enterarnos de cómo Ignacio González, presidente pepero de la Comunidad de
Madrid, ha tenido que admitir (trabajito le ha costado) que compró un ático de
496 metros cuadrados en Marbella por valor de 770.000 euros. Y como dice la
canción: “Qué tendrá Marbella, qué tendrá la costa que todo el que llega allí
se coloca”. Allí van a parar los del caso Malaya, Carlos Dívar y ahora el
presidente Ignacio González. Por lo visto se colocan todos los que viven del
cuento pero no se colocan los cinco millones de desempleados.
Ni los millones de desempleados
ni el resto de los españoles viviremos a cuerpo de rey como esta gente.
Mientras nos exigen sacrificios, mientras nos recortan, mientras privatizan los
servicios públicos y se lo dan a empresas amigas, mientras legislan a su puro
interés e indultan a los suyos, mientras enarbolan la bandera de la transparencia
y la honestidad, los españolitos de a pie nos tenemos que enterar de estas
noticias que dan en la línea de flotación del partido que está en el poder.
Pero sobre todo nos deja más indignados todavía porque después de que nos hayan
acusado tantas veces de vivir por encima de nuestras posibilidades lo cierto es que
ahora estamos aguantando corrupción y cinismo por encima de nuestras
posibilidades.